viernes, 15 de enero de 2010

Maestro Mutenroi: "Las drogas son malas compañeras"


El 18 de mayo de 1910 el cometa Halley se acercó de tal manera a la órbita terrestre que nuestro planeta y la cola del mismo se entrelazaron. Según el testimonio de testigos presenciales el cielo parecía recubierto de una capa de escarcha. Esa misma noche en Tokanawa, pequeña aldea situada en medio de Naka-ku Hoitiro Kadaraki (Bosque de las tortugas voladoras), a 300 kilómetros de Yokohama, nacía Tomio Tanimura, hoy conocido como Maestro Mutenroi tras su excelsa contribución a la educación shaolin de su pupilo Goku. A punto de cumplir un siglo de vida Mutenroi reside en Santa Pola.


CJ: Su infancia y adolescencia transcurren en Tokanawa

MM: Así es, nací y crecí en una pequeña aldea japonesa, no tengo un recuerdo muy grato de esa época, todo giraba en torno al arroz, cultivarlo y comerlo en bol. Debes tener en cuenta que hablamos del primer cuarto del siglo XX.



CJ: Hasta que te enrolas en el ejército del emperador para la guerra de Indochina

MM: Así es, deseaba salir de mi aldea y conocer mundo, alistarme era la única manera de conseguirlo. Durante la guerra conocí a Marguerite Duras, en El Amante refleja lo que fue nuestra relación, con ella descubrí la perversión y el sexo interracial.


CJ: Apenas sin tiempo de sacarse el casco otra guerra en el horizonte y de nuevo llamado a filas, ahora la 2ª Guerra Mundial con el triste epílogo de la bomba atómica sobre Nagasaki

MM: Estaba destinado en la isla de Java, en misión especial, me lanzaron en paracaídas para localizar el Santo Grial, cosas de Goebbles que era como vuestro Iker Jiménez pero en nazi. Estaba solo y nadie me comunicó el fin de la contienda. Pensaba que seguía en guerra por lo que seguí con la misión escabulléndome en medio de los bosques para que el enemigo pudiera localizarme.

CJ: Pero, no pensó en ningún momento en que la guerra podía haber finalizado?

MM: La cultura japonesa se basa en la fidelidad, mi objetivo era localizar el Santo Grial y, como no recibí ninguna contraorden solicitando mi regreso seguí con la misión encomendada. Los japoneses tenemos un profundo sentido de la lealtad y responsabilidad consecuencia de la tradición samurai.


CJ: Cómo fue su vida durante esos treinta años de soledad?

MM: Mentiría si dijese que fue un periodo agradable. Estaba solo, incomunicado y en guardia las 24 horas para evitar caer en las garras del enemigo. Me alimentaba de armadillos, orugas y frutos del bosque. Hasta que una noche recibí una visita mientras dormía, era el Maestro Yoda, un viejito pequeño y verde como el blandiblú. No se si fue real o sólo una ensoñación pero “lo mismo una cosa que la otra da, de mi aprender tu deber, escuchar para en futuro a escogido enseñar”. No me dijo nada más, recordaré esas palabras el resto de mi vida. Después de su visita abandono la búsqueda del Santo Grial y me aplico en el perfeccionamiento de la técnica shaolin.


CJ: Hasta que en 1986 te encuentran.

MM: En efecto, estaba entrenando colgado de un platanero cuando una red me rodea e inmoviliza. A partir de ahí todo fue confusión. Pensé que los marines americanos habían dado con mi posición y me harían prisionero de guerra.


CJ: Pero no fue así…la guerra había acabado 40 años antes.

MM: Cómo iba a saberlo, el júbilo de mis captores no me ayudó. Mi sorpresa fue entender que se congratulaban no por apresar a un soldado japonés sino por hallar a un tal Jako. Por mucho que tratara de explicarle que era el Comandante Mutenroi, perteneciente a la 2ª División Acorazada del Ejécito Imperial de Japón. Después de afeitarme, lavarme y vestirme se dieron cuenta de que no era quien ellos buscaban. Entonces me contaron que estaban perdidos en esa isla, que era mágica y que formaban parte de un proyecto llamado Iniciativa Dharma. No entendía nada, yo sólo quería volver a Yokohama pero me pusieron una bata blanca y me encerraron en una sala subterránea donde debía pulsar un botón cada vez que un cronómetro llegaba a cero. Un día me despisté y cuando el contador llegó a cero el suelo se removió mientras todo se llenaba de luz y un fuerte pitido sonaba como si fuera el fin.


CJ: Increíble historia…

MM: Cuando abrí los ojos todo empeoró, estaba en un mundo de dos dimensiones y, por si faltaba algo, era de dibujos animados. Pensé que enloquecía. Entonces encontré a Goku….creo que el resto de la historia ya la conoceis. El niño era un repelente pero Bulma, hay Bulma....aún en dos dimensiones sus senos eran... dos cocos en medio del mar.


CJ: Pero, cómo vuelves a las tres dimensiones?

MM: De la misma forma que salí, estaba viendo a Goku practicar con la nube Kindo cuando de nuevo un resplandor me cegó y aparecí en Santa Pola. Corría el año 1995, estaba cansado de tanto trajín y decidí quedarme en el levante. Playas, paella y mujeres en bikini.



CJ: Un siglo de vida intensa: soldado, maestro Shaolin, teletransporte, vida en dos dimensiones….echas algo de menos?

MM: Sólo a Bulma...nunca me abrió su puerta.


CJ: Alguna enseñanza para las nuevas generaciones?

MM: Si algo he aprendido a lo largo de todos estos años es que las drogas son malas compañeras de viaje.

martes, 12 de enero de 2010

Steve Urkel: "Me llamaban pajillero"


No ha sido fácil. Horas de investigación y multitud de puertas cerradas no pudieron con la obstinación de Charlie Jalisco, reportero criado al albur de las faldas de Mercedes Milá. Ya lo dijo la Rana Gustavo "el que la sigue, la consigue...y si no, malo será". La cita de Charlie con Steve es en el Starbucks situado en la confluencia de las avenidas cuarta y decimonovena, a las puertas de su hasta hoy oficina como Director Financiero de Lehman Brothers. Pero, comencemos desde el principio que diría un hombre de procedimientos.



Charlie Jalisco: Steve, son muchas las preguntas sin respuesta, ¿a qué se debe tu "desaparición"?

Steve Urkel: No ha sido desaparición, más bien diría que me aparté de los focos del show business. Sentí la necesidad de alejarme del mundo de la fama y lo que ésta trae consigo. En aquellos años (década de los 90) ni siquiera podía acercarme al Blockbuster y alquilar una película de mi estrella porno favorita entonces, Tracy Lords, sin que me reconocieran con el pitorreo que eso conllevaba. Hacía el idiota en el set de grabación, y, vale, al menos me pagaban. Otra cosa era que me llamaran pajillero gratuitamente.

CJ: Finalizada la serie abandonas el mundo del espectáculo, ¿por qué?

S.U.: Como haces de estúpido, te tienen por idiota. Es lo que tiene la gente, masa bovina a la par que aburrida. Para satisfacerlos debes hacer lo que esperan de ti, el imbécil. De tanto hacerlo un día te levantas y mientras desayunas Corn Flakes te das cuenta de que eres tonto del culo. En ese momento decidí suicidarme, metí la cabeza en el microondas y lo puse a la máxima potencia. No resultó, sólo conseguí astillar los cristales de las gafas y quemar mi pajarita. Chamuscado y deprimido por el desastre opté por tirarme a la vía del tren con la mala suerte de que otro suicida se había tirado cien metros antes descarrilando el tren antes de que llegara a mi posición y acabara con mi sufrimiento. Hay días en los que a uno nada le sale, mejor no salir de la cama. Lo que sigue os lo podéis imaginar. La familia horrorizada, los productores aberrados y el público disfrutando. A Carl Winslow tuvieron que darle sales del impacto.

CJ: Nos ponemos en situación Steve.

S.U.: Lo que va después es lo de siempre, caída al infierno de las drogas, el vicio y la desesperación. Que si quien que soy, a dónde voy, para qué y demás boberías típicas de los intensos. Me ahorro los detalles, Don Pimpón lo describió bien. Resurrección de la mano del amor, como en las pelis.

CJ: Háblanos de la resurrección.

S.U.: Muy Hollywoood, una noche tipo Leaving Las Vegas encontré el amor, con Blossom, que como yo, iba camino del averno juvenil. Ya sabéis, fuimos felices y comimos perdices.

CJ: Bonito Steve.

S.U.: Algunos tenemos suerte pero no siempre es así. Mira a la que fue mi primer amor, Judy Winslow, convertida en actriz porno, trágico la verdad. Desde entonces Carl, su padre, no habla y vegeta abonado al Canal de Golf las 24 horas.

CJ: En cambio a ti sí te sonrío la fortuna.

S.U.: La tuve, pero consecuencia del esfuerzo después de multitud de trabajos alimenticios: aparcacoches, repartidor de periódicos, portero de Mc Donalds…Siempre compaginándolo con los estudios en el instituto nocturno. Entonces cayó en mis manos un libro que me cambió la vida “Quien se ha llevado mi queso”. Fue un impacto, comprendí como conseguir mis objetivos. Hice un MBA en la Universidad de Kentucky, donde los pollos y fui escalando en el mundo financiero hasta llegar aquí. Hasta hace dos horas era el Director Financiero de Lehman Brothers, me acaban de despedir “por ser el origen y culpable único de la crisis mundial”. Pero, ¿he sido yo?.


En este mismo instante Steve es detenido por Los Ángeles de Charlie en colaboración con el agente Colombo. ¿La acusación? Ser malo malísimo, el Bin Laden de las finanzas. Cariacontecido y esposado Steve es obligado a entrar en el coche patrulla camino de la prisión de Alcatraz a la espera de juicio.


jueves, 7 de enero de 2010

Don Pimpón: "La sombra de Espinete era alargada"



Ausente del primer plano de la actualidad desde que Barrio Sésamo desapareciera de la programación televisiva allá por los primeros años de la década de los 90, poco o nada hemos vuelto a saber de Don Pimpón. Después de una exhaustiva investigación Charlie Jalisco le ha localizado en Medina del Campo, alejado de los focos y la fama que le rodeó en los 80. En la actualidad, Don Pimpón trabaja como administrativo en la fábrica de Galletas Fontaneda sita en este bello y recio paraje castellano donde ha mantenido una larga entrevista repasando los vaivenes de su agitada existencia. Su historia es una más de las que reflejan el triunfo y caída en el starsystem, de la firma de autógrafos al infierno del anonimato donde no tuvo por compañero más que las drogas y el recuerdo de aquellos años dorados. En la actualidad dice haber alcanzado la madurez y equilibrio vital gracias a la filosofía zen, de la que se ha hecho ferviente devoto.


Charlie Jalisco: ¿Qué recuerdos tienes de los 80?

Don Pimpón: Aquellos fueron años maravillosos para mi. En 1982 acudo al casting de Barrio Sésamo. Por aquel entonces estudiaba interpretación en la Academia de Cristina Rota. Barrio Sésamo iba a ser un programa infantil, con una temática entre educativa y cómica. No esperaba que me seleccionasen, lo mío era más el drama y el desarrollo de personajes a través del método Stanislasky. Para mi sorpresa fui elegido y en una semana empezamos el rodaje. Todo era maravilloso por entonces. El programa, un éxito, y el ambiente con los compañeros (Espinete, Chema, Epi, Blas, la rana Gustavo, Supercoco…) fraternal. Éramos una máquina de generar ingresos. Mi cuenta bancaria crecía día si, día también. Por la calle todo el mundo me reconocía mientras no paraba de firmar autógrafos.

CJ: ¿Por entonces tu acababas de llegar a Madrid no?

DP: Así es, nací y crecí en Tomelloso donde estudié bachiller para después trasladarme a Madrid. Alquilé un pisito en Malasaña, que por entonces era un hervidero de creatividad. Recuerdo que tenía como vecina a Alaska y las enchiladas que preparaba todos los domingos en su casa. Perdona pero me emociono. ..
CJ: ¿Qué tal la relación con tus compañeros de Barrio Sésamo?

DP: En un principio era maravillosa, rodábamos durante el día en un ambiente de colaboración y amistad. Finalizado el trabajo diario Espinete, Chema, la Rana Gustavo y yo acudíamos al Rockola donde compartíamos velada con gente de la cultura, Almodóvar, Miguel Bosé o McNamara. Con el paso del tiempo las relaciones entre nosotros se fueron enturbiando.

CJ: ¿Enturbiando?

DP: Bueno, ya sabes. A finales de los 80 la audiencia del programa decaía y no teníamos un futuro asegurado. Sólo Espinete mantenía su fama y caché. Además comenzaron los malos rollos. Chema empezó a tener problemas graves con las drogas. Su relación con Espinete degeneraba. Cuentan que, en una noche loca, acabaron compartiendo cama y Chema enamorado del vigor de Espinete, quien siempre negó esa relación. Chema, desesperado, se dió a las drogas.

CJ: ¿Cómo era tu relación con Espinete?

DP: La sombra de Espinete era alargada, encarnaba el personaje estelar y trataba de mantener su status por todos los medios. Su humildad inicial tornó en egoismo. Cada vez cedía menos protagonismo. Cuando renovó su contrato exigió que mis sketchs no superaran los 2 minutos. Tenía celos de mi. Pero era la estrella y la dirección aceptó sus amenazas. Creo que me envidiaba por mi vida sexual. Yo triunfaba con todas la chicas Almodóvar mientras que a él no le permitían salir del armario. Era un programa infantil, lógico que se lo prohibieran.

CJ: A partir de ahí comienza tu caída…

DP: Así es, la audiencia del programa caía en picado, llegaban las cadenas privadas y con ellas nuevas series como Bola de Dragón, que supuso nuestra estocada final. El ambiente en los rodajes era tétrico: Espinete se mostraba tiránico, Chema llegaba drogado y se iba igual, Epi y Blas comenzaron a dormir en habitaciones separadas, a Triki le diagnosticaron alergia a los cereales y no probó una galleta más; y, para más inri, Supercoco perdió la capa al precipitarse al vacío desde una ventana en los estudios de Prado del Rey…

CJ: Entonces retiran el programa.

DP: Si, fue un momento duro y triste. Barrio Sésamo desaparecía y cada uno debía buscarse el futuro por su cuenta. Por otro lado, eran muchos años juntos a pesar de las rencillas y los enfados.

CJ:Y usted, Don Pimpón, tuvo una gran oportunidad...

DP: Si, una gran oportunidad que, paradójicamente, se convirtió en desgracia causando mi descenso a los infiernos. Corría el año 1990 y España buscaba imagen para los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pasé un casting tras otro. Hasta el final. Ya sólo éramos dos, Cobi y yo. Como todos sabemos, lo eligieron a él. Decían que "para dar una imagen moderna y fresca de España. Que Don Pimpón ya estaba visto y no tenía gancho". Esto me sumió en una profunda depresión. No tenía ahorros, la noche, las mujeres y la maldita movida me dejaron sin blanca. Tuve que vender mi casa de Malasaña. Nadie me contrataba. "Muy visto ya" eran las únicas palabras que escuchaba por entonces. Sobrevivía ofreciendo pequeños shows en salas de fiestas de la Costa del Sol. A esto, hay que sumar mi problema con los estupefacientes. No podía levantarme de la cama sin un pico. Fue muy duro.

CJ: ¿Cómo conseguiste salir de ese pozo?

DP: Después de años desperdiciados, de mal vivir y llegar incluso a delinquir se cruzó en mi camino Nacho Cano, amigo de aquella época, además de bendito entonces y hoy. Al verme en tal estado me suplicó, casi obligó, a internarme en un centro de rehabilitación financiado por él en la India. Al principio me negué, yo, Don Pimpón en un centro Reto… faltaría más. Hasta que una mañana me desperté desnudo en las Barranquillas y vi la luz. Nacho ha ejercido en mi una influencia beatífica comparable a la de Elton John en Robbie Williams. Y además con resultados satisfactorios.

CJ: ¿Fue en la India donde descrubiste el mundo zen?

DP: Si, necesité dos años para desengancharme. Ahora sólo tomo horchata, supongo que por recuerdos de Chema y su panadería. Volví a España y tras diversos trabajos (deshollinador, flautista, fresador…) decidí formarme para aspirar a un buen trabajo. Me matriculé en un curso de administrativo en CCC y... ¡la vida me ha vuelto a sonreir!

CJ: Ya para terminar, ¿sabes algo de tus antiguos compañeros?

DP: Poca cosa, lo que veo en los medios. Creo que Espinete sigue trabajando como coreógrafo de Jose Luis Moreno. Epi se encuentra en el cotolengo desde que Blas abandonó el mundo del entretenimiento para hacerse monitor de autoescuela. La rana Gustavo es una estrella en la TV de Kazajastán, donde dirige un late night. Chema, enamorado aún de Espinete, trata de olvidarlo mientras dirige la Sauna Fantasía.


Triste epílogo para esta saga de cómicos que hizo las delicias de varias generaciones de niños. Pero, como cantaba la gallina Caponata, "he puesto un huevo, he puesto dos, he puesto tres".