
Ausente del primer plano de la actualidad desde que Barrio Sésamo desapareciera de la programación televisiva allá por los primeros años de la década de los 90, poco o nada hemos vuelto a saber de Don Pimpón. Después de una exhaustiva investigación Charlie Jalisco le ha localizado en Medina del Campo, alejado de los focos y la fama que le rodeó en los 80. En la actualidad, Don Pimpón trabaja como administrativo en la fábrica de Galletas Fontaneda sita en este bello y recio paraje castellano donde ha mantenido una larga entrevista repasando los vaivenes de su agitada existencia. Su historia es una más de las que reflejan el triunfo y caída en el starsystem, de la firma de autógrafos al infierno del anonimato donde no tuvo por compañero más que las drogas y el recuerdo de aquellos años dorados. En la actualidad dice haber alcanzado la madurez y equilibrio vital gracias a la filosofía zen, de la que se ha hecho ferviente devoto.
Charlie Jalisco: ¿Qué recuerdos tienes de los 80?
Don Pimpón: Aquellos fueron años maravillosos para mi. En 1982 acudo al casting de Barrio Sésamo. Por aquel entonces estudiaba interpretación en la Academia de Cristina Rota. Barrio Sésamo iba a ser un programa infantil, con una temática entre educativa y cómica. No esperaba que me seleccionasen, lo mío era más el drama y el desarrollo de personajes a través del método Stanislasky. Para mi sorpresa fui elegido y en una semana empezamos el rodaje. Todo era maravilloso por entonces. El programa, un éxito, y el ambiente con los compañeros (Espinete, Chema, Epi, Blas, la rana Gustavo, Supercoco…) fraternal. Éramos una máquina de generar ingresos. Mi cuenta bancaria crecía día si, día también. Por la calle todo el mundo me reconocía mientras no paraba de firmar autógrafos.
CJ: ¿Por entonces tu acababas de llegar a Madrid no?
DP: Así es, nací y crecí en Tomelloso donde estudié bachiller para después trasladarme a Madrid. Alquilé un pisito en Malasaña, que por entonces era un hervidero de creatividad. Recuerdo que tenía como vecina a Alaska y las enchiladas que preparaba todos los domingos en su casa. Perdona pero me emociono. ..
CJ: ¿Qué tal la relación con tus compañeros de Barrio Sésamo?
DP: En un principio era maravillosa, rodábamos durante el día en un ambiente de colaboración y amistad. Finalizado el trabajo diario Espinete, Chema, la Rana Gustavo y yo acudíamos al Rockola donde compartíamos velada con gente de la cultura, Almodóvar, Miguel Bosé o McNamara. Con el paso del tiempo las relaciones entre nosotros se fueron enturbiando.
CJ: ¿Enturbiando?
DP: Bueno, ya sabes. A finales de los 80 la audiencia del programa decaía y no teníamos un futuro asegurado. Sólo Espinete mantenía su fama y caché. Además comenzaron los malos rollos. Chema empezó a tener problemas graves con las drogas. Su relación con Espinete degeneraba. Cuentan que, en una noche loca, acabaron compartiendo cama y Chema enamorado del vigor de Espinete, quien siempre negó esa relación. Chema, desesperado, se dió a las drogas.
CJ: ¿Cómo era tu relación con Espinete?
DP: La sombra de Espinete era alargada, encarnaba el personaje estelar y trataba de mantener su status por todos los medios. Su humildad inicial tornó en egoismo. Cada vez cedía menos protagonismo. Cuando renovó su contrato exigió que mis sketchs no superaran los 2 minutos. Tenía celos de mi. Pero era la estrella y la dirección aceptó sus amenazas. Creo que me envidiaba por mi vida sexual. Yo triunfaba con todas la chicas Almodóvar mientras que a él no le permitían salir del armario. Era un programa infantil, lógico que se lo prohibieran.
CJ: A partir de ahí comienza tu caída…
DP: Así es, la audiencia del programa caía en picado, llegaban las cadenas privadas y con ellas nuevas series como Bola de Dragón, que supuso nuestra estocada final. El ambiente en los rodajes era tétrico: Espinete se mostraba tiránico, Chema llegaba drogado y se iba igual, Epi y Blas comenzaron a dormir en habitaciones separadas, a Triki le diagnosticaron alergia a los cereales y no probó una galleta más; y, para más inri, Supercoco perdió la capa al precipitarse al vacío desde una ventana en los estudios de Prado del Rey…
CJ: Entonces retiran el programa.
DP: Si, fue un momento duro y triste. Barrio Sésamo desaparecía y cada uno debía buscarse el futuro por su cuenta. Por otro lado, eran muchos años juntos a pesar de las rencillas y los enfados.
CJ:Y usted, Don Pimpón, tuvo una gran oportunidad...
DP: Si, una gran oportunidad que, paradójicamente, se convirtió en desgracia causando mi descenso a los infiernos. Corría el año 1990 y España buscaba imagen para los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pasé un casting tras otro. Hasta el final. Ya sólo éramos dos, Cobi y yo. Como todos sabemos, lo eligieron a él. Decían que "para dar una imagen moderna y fresca de España. Que Don Pimpón ya estaba visto y no tenía gancho". Esto me sumió en una profunda depresión. No tenía ahorros, la noche, las mujeres y la maldita movida me dejaron sin blanca. Tuve que vender mi casa de Malasaña. Nadie me contrataba. "Muy visto ya" eran las únicas palabras que escuchaba por entonces. Sobrevivía ofreciendo pequeños shows en salas de fiestas de la Costa del Sol. A esto, hay que sumar mi problema con los estupefacientes. No podía levantarme de la cama sin un pico. Fue muy duro.
CJ: ¿Cómo conseguiste salir de ese pozo?
DP: Después de años desperdiciados, de mal vivir y llegar incluso a delinquir se cruzó en mi camino Nacho Cano, amigo de aquella época, además de bendito entonces y hoy. Al verme en tal estado me suplicó, casi obligó, a internarme en un centro de rehabilitación financiado por él en la India. Al principio me negué, yo, Don Pimpón en un centro Reto… faltaría más. Hasta que una mañana me desperté desnudo en las Barranquillas y vi la luz. Nacho ha ejercido en mi una influencia beatífica comparable a la de Elton John en Robbie Williams. Y además con resultados satisfactorios.
CJ: ¿Fue en la India donde descrubiste el mundo zen?
DP: Si, necesité dos años para desengancharme. Ahora sólo tomo horchata, supongo que por recuerdos de Chema y su panadería. Volví a España y tras diversos trabajos (deshollinador, flautista, fresador…) decidí formarme para aspirar a un buen trabajo. Me matriculé en un curso de administrativo en CCC y... ¡la vida me ha vuelto a sonreir!
CJ: Ya para terminar, ¿sabes algo de tus antiguos compañeros?
DP: Poca cosa, lo que veo en los medios. Creo que Espinete sigue trabajando como coreógrafo de Jose Luis Moreno. Epi se encuentra en el cotolengo desde que Blas abandonó el mundo del entretenimiento para hacerse monitor de autoescuela. La rana Gustavo es una estrella en la TV de Kazajastán, donde dirige un late night. Chema, enamorado aún de Espinete, trata de olvidarlo mientras dirige la Sauna Fantasía.
Triste epílogo para esta saga de cómicos que hizo las delicias de varias generaciones de niños. Pero, como cantaba la gallina Caponata, "he puesto un huevo, he puesto dos, he puesto tres".
No hay comentarios:
Publicar un comentario